En nuestras reuniones estudiamos y practicamos enseñanzas que, comenzando desde el plano terrenal y material, se elevan por las distintas dimensiones de la creación o de la consciencia hasta llegar a lo más espiritual.
Se aprende a manejar mejor la vida desde lo físico, pasando por la vida afectiva y mental, para llegar a hacerlo incluso desde el mundo de las causas, es decir, la región espiritual o trascendente.
Sin embargo, nadie estaría consciente del significado de este trabajo espiritual si no se bajara al plano material. En realidad, ninguna oración o servicio espiritual tiene valor si no se lleva al mundo, a la realización. Esto se debe a que somos seres espirituales encarnados en la tierra.
Debemos bajar al plano material el alimento espiritual recibido durante una reunión. Esta acción se hace mediante el “Saco de Donaciones”. Es una retribución material y un agradecimiento concreto que se le hace a nuestra fuente de conocimiento, a nuestra Orden. Estas donaciones son administradas directamente por la autoridad de la fraternidad que redistribuye los ingresos para ir en ayuda de los propios hermanos y hermanas cuando lo necesitan, o para un beneficio general de las actividades de la escuela.
Es una manera de cultivar un sentimiento absolutamente necesario en el camino espiritual real: el agradecimiento. Hay que ser agradecidos. Conviene sentir respeto y reconocimiento a toda una cadena de maestros espirituales que han consagrado su vida para elevar espiritualmente a la humanidad.
Si reflexionamos en este acto, entonces, cuando llega el momento del Saco de
Donaciones tomamos consciencia de para quién está dirigida nuestra donación.
Si sentimos respeto juntemos este dinero durante la semana. No esperemos el momento en que se pasa el Saco de Donaciones para buscar algunas monedas. Recuerda: no es una limosna, es un agradecimiento a el maestro o educador, a los presidentes de grupos y a la Orden, por la enseñanza recibida.
No demos lo que nos sobra. Cooperemos con lo que nos cuesta. No hablamos de monto, sí de sacrificio (sacro oficio).
Cada reunión y ritual, para que sean válidas, deben incorporar la circulación del “Saco de Donaciones”. Es la oportunidad para que cada uno dé una ofrenda en la medida de sus capacidades y de su amor fraternal (ágape). Se debe dar generosamente, sin mezquindad en el corazón. Los bienes serán redistribuidos por el bien general.
Originalmente se hacía pasar un saquito o recipiente para depositar las donaciones. En nuevos tiempos de dinero digital se hace de otras formas, sin embargo el significado es el mismo.