Todos quisiéramos recordar los objetivos con los que encarnamos en cada vida, recordar la «misión» que elegimos antes de nacer, para así poder, desde temprano, aplicar todo nuestro empeño en lograr todo aquello para lo que nacimos, aprender temprano nuestras lecciones y saber que estamos en el camino correcto.
Generalmente nacemos recordando pero conforme vamos pasando tiempo en esta «realidad» de gran densidad, la mayoría vamos olvidando y crecemos adaptándonos a la vida en este plano. La inmensa mayoría de seres humanos pasamos por este proceso y solo una pequeña parte logran recordar durante esta experiencia quienes son realmente, por qué han nacido y cuál era la intención inicial y el papel que venían a desempeñar en la Tierra… muchos otros simplemente se pierden en el camino, se dejan llevar por la corriente de la cotidianidad hasta terminar su tiempo en esta experiencia y dejar el cuerpo sin haber recordado…
Todas las almas son importantes, pero ¿Qué debe suceder con el vehículo de la personalidad cuando el espíritu de un ser de las altas jerarquías espirituales encarna en él? ¿Cuáles son las circunstancias especiales de vida por las que debe atravesar este ser humano para estar preparado para tan magna labor? y, ¿Cómo debe conjugar este Maestro en el día a día los aspectos densos de la personalidad propios de estar encarnado?
Sin duda las Inteligencias y Fuerzas espirituales ponen a este ser humano en condiciones óptimas de vidas para facilitar su encarnación y luego prepararlo para su magna labor y cuando me refiero óptimas, no son las condiciones de comodidad y relajo que podamos imaginar en nuestra mente, pues sin duda, todos hemos de experimentar, en menor escala por supuesto, el hecho de que las adversidades y aparentes “antojos” de la vida que nos ponen incómodos, son la energía activadora necesaria para despertar, crecer y desarrollarnos y por sobretodo “recordar” que somos más de lo que podemos ver,somos seres espirituales encarnados.
Cito a propósito palabras escritas por nuestro Maestro Serval. que refieren a la actitud de cambio y renovación que fortalecen y permiten conectarse con nuestro lado espiritual:
La vida es equivalente a continuo movimiento, mientras que quietud e inacción son características de muerte. ¿cómo puedes entonces pretender que no haya cambios?
Cuando no fluyes con el cambio, corres el riesgo de congelarte dentro de un sistema de creencias y atrincherarte en la cruzada de hacer prevalecer lo conocido.
Pero, el universo tiene otros planes, en el momento en que te encuentres estancado, se encargará de provocar una crisis para romper tus viejas estructuras y forzarte a avanzar más allá de ti mismo.
Crisis significa reajuste, encontrar nuevas formas de percibir, y revaluar los hábitos. Si estás atrapado en condiciones internas o externas que no quieres ver, o en conflictos que no estás interesado en resolver, entonces el único camino abierto para que despiertes es mediante una crisis. Cuando el evento más inesperado haga impacto en tu vida, el golpe te obligará a cuestionar actitudes y a trazar objetivos diferentes. Te dará el impulso adecuado para descontinuar las viejas formas de operar y crear otras nuevas más armónicas.
Sin duda, esta ha sido su experiencia de vida plasmadas en estas enseñanzas y toda su obra.