Si buscas «solsticio» en el diccionario o en Google encontrarás esta explicación: «uno de los dos puntos de la esfera celeste en la que el Sol alcanza su máxima declinación norte (+ 23º y medio) o su máxima declinación sur (-23º y medio) del ecuador celeste». ¿Confuso? Aquí te damos otra explicación.
Los primeros observadores del cielo dedicaron sus esfuerzos a descubrir un orden detrás del movimiento cíclico y armonioso de los planetas en el cielo nocturno. Los planetas se distinguen durante la noche por brillar más vivamente que la mayoría de las estrellas y por moverse en forma diferente.
Para los babilonios, la Tierra era un disco plano que flotaba en el océano. En el siglo VI a.C. los griegos idearon entre muchas otras concepciones del universo, una visión geocéntrica, que situaba la Tierra en el centro del universo. Después esa idea se tomó como ley y hubo que esperar un par de miles de años para que la concepción heliocéntrica dejara en claro que es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no a la inversa.
Cuando los antiguos astrónomos que vivían en el hemisferio norte consiguieron calcular la distancia que nos separa del Sol, no podían entender cómo en el momento en que la Tierra se encuentra más cerca del Sol (147 millones de kilómetros) les llegaban las temperaturas más frías del año y por el contrario los más grandes calores los sofocaban cuando la tierra se alejaba más de 5 millones de kilómetros del astro rey. Imaginemos la cara de estos esforzados científicos del año de la pera diciendo «¿qué onda?»
Para dar respuesta a esta interrogante hay que entender qué son los solsticios. Pero antes es necesario aclarar los conceptos de afelio y perihelio, que son facilísimos:
Perihelio: cuando un planeta está más cerca del Sol. El perihelio de la Tierra tiene lugar a comienzos de enero.
Afelio: cuando un planeta está más lejos del Sol. El afelio terrestre ocurre a principios de julio.
Entonces podríamos traducir la interrogante de los antiguos astrónomos como: ¿por qué en el hemisferio norte hace frío cuando la Tierra está en su perihelio, o sea, en su posición más cercana al Sol?
Porque la temperatura que llega a nuestros hogares no se debe a la distancia a la que nos encontramos del Sol sino al ángulo con que los rayos solares inciden sobre la Tierra.
La Tierra se inclina para girar y por lo tanto los rayos del Sol no llegan de frente, sino ligeramente ladeados. Entonces cuando la Tierra está más cerca del Sol, su hemisferio norte está muy inclinado hacia atrás en relación a él y los rayos solares pasan rasantes, o sea son poco eficaces y el frío se instala en los corazones de las personas que viven en esas regiones.
Considera este ejemplo: un pelotazo rasante no duele nada; en cambio un pelotazo de frente te puede dejar la nariz tan chueca como la órbita terrestre. Por eso cuando la parte norte de la Tierra se presenta de frente al sol los rayos solares golpean casi verticalmente calentando mucho la superficie a pesar de que entonces se encuentra más lejos del Sol.
En el hemisferio sur sucede lo inverso, el verano coincide con el mayor acercamiento de la Tierra en relación al Sol.
¿Y qué son los solsticios?
Los solsticios son los dos puntos en los que la Tierra se encuentra más chueca respecto a los rayos solares, y definen las estaciones de invierno y verano. El 21 de junio es el solsticio de invierno para el hemisferio sur (empieza el invierno), y el 21 de diciembre es el solsticio de verano (empieza el verano). Esto corre solamente para los que vivimos en el hemisferio sur, porque en el hemisferio norte sucede a la inversa: 21 de junio = verano y 21 de diciembre = invierno. Como puedes ver existe un desfase de aproximadamente 14 días entre los solsticios y las posiciones de afelio y perihelio de nuestro planeta.
Durante los solsticios, los días y las noches son de duración extrema. El día más largo del año ocurre en el solsticio de verano, mientras que en el solsticio de invierno tiene lugar la noche más larga. El nombre de solsticio viene de que durante los días previos y posteriores el Sol parece levantarse y acostarse en los mismos puntos del horizonte. La palabra «solsticio» viene del latín «sol staticus», que significa «sol quieto». Se llama así porque durante unos días el sol sale por el mismo sitio
Las otras dos estaciones que conocemos, la primavera y el otoño, tienen que ver también con el movimiento inclinado que describe la Tierra al girar. Cuando los dos polos de la Tierra se encuentran a igual distancia del sol, la luz solar incide de igual manera en el hemisferio norte y en el hemisferio sur, y el día y la noche duran lo mismo. Hay dos momentos así, y se llaman equinoccios: suelen producirse el 23 de marzo y el 21 de septiembre. La palabra «equinoccio» viene del latín, de «equi» igual y «nocte» noche. Se llama así porque la noche de ese día dura doce horas, igual que el día.
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