La Cábala considera al Creador de todo como un ente incorpóreo, eterno, inmutable y perfecto. Para distinguirlo de un creador en otras dimensiones, escribiré a el creador de todo o Dios, si algunos lo quieren denominar así, con mayúscula: Creador. Y al resultado de su acción, como Creación, también con mayúscula.
Este Creador por definición se encuentra en una dimensión o nivel incognoscible para nosotros. Solamente podemos construir un modelo o presunción de su existencia a través de la observación del universo manifestado.
El mundo ha sido creado por la voluntad del Creador y si hacemos una analogía con lo humano, diríamos que la motivación o impulso es una cualidad de amor, ya que se requiere un movimiento para salir del estado inercial donde no existe espacio, tiempo ni movimiento.
De manera análoga, cuando queremos realizar una creación particular, debemos salir de la inercia para poner en movimiento las causas que generarán los efectos que buscamos. El Arcano XI “La Fuerza” representa cómo debe ser la aplicación de esta energía creadora.
Concebimos e imaginamos al Creador realizando acciones análogas a las nuestras. No podría ser de otra manera porque nuestra mente no puede concebir lo que no le es conocido. Por otra parte, la semejanza seguramente es un hecho real puesto que l ser humano forma parte de la misma creación, es decir, del mismo sistema. El ser humano imagina al Creador (“Ain Soph” —representado como un velo sobre la Esfera 1 del Árbol de la Vida) puesto que está dotado de conciencia espiritual. Es por esto que podemos concebir la inmensidad de la Creación y podemos darnos cuenta de su abundancia y prosperidad. El propósito del iniciado es recuperar plenamente esta conciencia y realizar en esta vida su espiritualidad, eternidad, prosperidad y abundancia.
“(La Cábala) busca explicar por emanaciones la transición de lo Infinito a lo finito, la multitud de formas desde una unidad; la producción de la materia a partir de la inteligencia espiritual; y las relaciones existentes entre el Creador y la criatura. En esta teosofía el espíritu y la materia son los polos opuestos de una existencia.”
W. Wynn Westcott. Introducción al Estudio de la Kabala.
El Ain Soph crea a partir de todas las potencialidades contenidas en la causa primera, en la No Existencia. De allí proceden las emanaciones sucesivas de la creación, cada una más concreta y específica que la precedente. Así el universo es el Creador manifestado. Las esferas del Árbol de la Vida representan estas emanaciones hasta llegar a la Esfera de El Reino, que simboliza nuestro mundo concreto tridimensional.
El estudio de la Cábala nos muestra que todo procede del Ain Soph, incluso la materia. La materia no puede ser creada de la materia, sino que emana de la causa primera. Por esto, la ciencia puede llegar hasta cierto principio de la creación material, sin poderse explicar de dónde surgido ese principio. Es un ámbito que no corresponde a la ciencia. ¿Cómo y de dónde surgió la primera energía del Big Bang? ¿Qué hay más allá de las sub partículas atómicas? ¿Cómo es posible que algunas partículas no tengan masa? ¿Por qué una partícula al ser observada cambia de posición? ¿Cómo es posible que la luz se comporte como onda y partícula al mismo tiempo, pero que cuando se le observa, elige ser partícula u onda, pero no los estados? ¿Cómo las neuronas del cerebro pueden concebir el infinito y la eternidad?
Todo lo que existe proviene de este principio abstracto de la Creación. Es imposible que el ser surja del no-ser. La materia no puede crearse a sí misma. La materia no es más que un aspecto ilusorio de lo espiritual producido por nuestros sentidos. El mundo se nos presenta compuesto de pares de opuestos complementarios por limitación de nuestros sentidos. Pero el universo es uno y sus manifestaciones sobrepasan cualquier etiqueta o nombre que queramos ponerles para intentar comprenderlo.
Sostienen las enseñanzas metafísicas o esotéricas que los seres espirituales, que somos nosotros, existían antes en esa potencialidad previa a la creación material del universo. Y antes de la reencarnación, se decide en los planos espirituales a dónde y cuándo tendrán existencia en una persona. Luego, con la experiencia de esa vida, vendrá después la decisión a qué otro lugar de la Creación volverá a descender para continuar su camino. Una vez que el ser espiritual ha alcanzado la perfección en cuanto a las experiencias vividas, volverá a sumergirse en el plano espiritual de donde pertenece, esperando su reunificación con el Creador.